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jueves, 23 de septiembre de 2010

TEMPLO DE DEBOD

Templo de Debod

    *Para los papás:  
   ¿Qué hace un templo egipcio en Madrid...? El templo de Debod estuvo situado originariamente al sur de Egipto, cerca de la Primera Catarata del Nilo, a unos 15 kilómetros de la región de la Baja Nubia, hoy en día en gran parte sumergida bajo las aguas de la Presa de Asuán. Las excavaciones arqueológicas nos han mostrado que en la zona de Debod había un pequeño poblamiento antiguo que creció en época greco-romana gracias a la construcción del templo. Como la zona de Debod estaba en el camino entre el norte de Egipto y el interior de África, y estaba cerca de algunos importantes santuarios religiosos, se convirtió en un habitual lugar de paso. 

Ruinas del Templo de Debod en Egipto
    La construcción del templo la inició a principios del siglo II a.C. cuando el rey de Meroe, Adijalamani, mandó levantar una pequeña capilla dedicada a los dioses Amón e Isis. Posterioremnte, distintos reyes de la dinastía ptolemaica construyeron nuevas estancias alrededor de aquella, y fueron añadidos el santuario con sus altares (naos), las grandes puertas monumentales (pilonos), y las estancias para el culto y el mantenimiento del templo. Tras ser anexionado Egipto al Imperio Romano, en el año 30 a.C., serán los emperadores Augusto, Tiberio y, tal vez, Adriano, los que completarían la construcción, añadiendo nuevas estancias, como el mammisi, o instalaciones, como el embarcadero y la vía sacra, continuando también la decoración de estancias como el vestíbulo. Después de ésto, el templo quedó inacabado, permaneciendo abandonado y sin culto, desde el siglo VI hasta el siglo XX, víctima de un terremoto y del robo de sus sillares. Los testimonios de viajeros y egiptólogos, desde el siglo XVIII, nos han permitido apreciar su aspecto original, pero también su continua degradación. Un ejemplo de uno de estos testimonios es la imagen que aparece acompañando este texto, pintada por el pintor francés Robert Hubert

    Después de la construcción de la primera presa de Asuán, en 1910, el templo de Debod, al igual que otros muchos monumentos egipcios de la Nubia, permaneció cincuenta años parcialmente sumergido durante nueve meses al año, lo que aumentó su deterioro. En 1959, se anunció la construcción de la nueva presa que sumergiría definitivamente los monumentos nubios, por lo que la UNESCO organizó una campaña internacional de salvamento en la que también participó una misión española. El templo de Debod fue uno de los primeros en ser rescatado. Trasladado primero a Elefantina, el estado egipcio lo entregó finalmente a España en 1970, en reconocimiento por la ayuda prestada en la campaña de salvamento. El templo fue desmontado, numerándose sus sillares, trasladado en barco hasta el puerto de Valencia, y después en cajas en camiones a Madrid, donde fue reconstruido en su emplazamiento actual, solar del antiguo Cuartel de la Montaña de Príncipe Pío, dentro de un proyecto paisajístico con un estanque con agua -que representa simbólicamente el río Nilo- bañado por la luz de unas espectaculares puestas de sol. El templo de Debod fue abierto al público como museo en 1972. Otros tres templos fueron regalados por el estado Egipcio para agradecer la salvación de los monumentos nubios; éstos se encuentran actualmente en Leiden (Holanda), Turín (Italia), y Nueva York (EEUU), todos ellos en el interior de museos. La conservación del templo de Debod, situado en el exterior, ha sido polémica, habiéndose propuesto algunas alternativas como por ejemplo, cubrirlo con una cúpula traslúcida. 

El Templo de Debod en Egipto,
pintado por Robert Hubert
    A pesar de que el templo de Debod sea un edificio de pequeñas dimensiones comparado con los grandes santuarios egipcios, su planta responde al prototipo de templos tolemaicos. Se accedía a su recinto, completamente cerrado por murallas, desde un embarcadero en el río y a través de una vía sacra que conducía hasta las grandes puertas monumentales o pilonos de los que el templo tuvo tres. De ellos solo dos han llegado hasta nosotros, el tercero fue destruido en el siglo pasado a causa del robo de sus sillares. En la decoración aparece una franja de cobras que servía como protección para evitar que pasaran objetos maléficos a través del pilono. A continuación de estas puertas monumentales había unas torretas donde se situaban los guardias. 

    La fachada fue reconstruida con piedra de Salamanca, ya que la original se destruyó en la segunda mitad del siglo XIX, siendo sus sillares robados. Los capiteles que se contemplan actualmente en la fachada son copias de los originales, exceptuando el del extremo norte, que es auténtico. Los otros capiteles originales se exponen en el interior. Dos de ellos quedaron inacabados, por lo que no se labraron representaciones en ellos. En la fachada principal había unos relieves que representaban al emperador Tiberio. 

    En el interior, se accede al vestíbulo, de cuyas paredes sólo se han conservado los relieves originales de la pared del fondo, en los que aparece representado el emperador Augusto, ataviado a la egipcia, haciendo ofrendas a los distintos dioses, así como un fragmento de relieve en la pared sur y un disco solar alado sobre la puerta norte. A la izquierda del vestíbulo, hay una sala lateral, llamada mammisi, o "capilla del nacimiento", donde está expuesta la gola auténtica del segundo pilono. 

    Atravesando la puerta central del vestíbulo, se accede a la Capilla de Adijalamani, el rey nubio que mandó construir el templo. Esta es la parte más antigua del santuario, profusamente decorada. El templo era considerado como la "casa de dios" y era responsabilidad del faraón construir templos a los diferentes dioses y realizar los ritos sagrados. Por supuesto, el faraón no podía llevar a cabo esta tarea en todo el país, por lo que se ocupaban de ello los sacerdotes, sin olvidar la presencia del faraón a quien se reflejaba en los relieves haciendo ofrendas a los dioses del santuario. También aquí aparece el faraón realizando ritos y ofrendas a los dioses. Originalmente estos relieves estaban cubiertos con una capa de revoco y pintados, pero perdieron sus colores debido a las largas temporadas de permanencia debajo de las aguas de la primera presa de Asuán. Esta capilla es la estancia más espectacular del santuario, porque al tratarse de un templo inacabado, faltan los relieves que se hubieran extendido por la fachada posterior, los laterales y las capillas... 

    Tras la capilla se llega a la parte más sagrada del recinto: la capilla del naos. En ella se contempla el sagrario o naos, donde se guardaba la estatua del dios. Como curiosidad cabe destacar, que cuando se puso de moda la Egiptología en los siglos XVII y XIX, muchos europeos que viajaban a Egipto dejaban la inscripción de sus nombres en los monumentos. En la capilla del naos del templo de Debod, hay algunas inscripciones; unas cruces coptas quizás para alejar los malos espíritus, algunas inscripciones de años y varios nombres... A los laterales, se encuentran dos capillas auxiliares, que sirvieron probablemente como almacenes o criptas para guardar los objetos sagrados. 

    En el piso superior se halla la terraza del templo, que en la antigüedad estaba a cielo abierto, y una capilla osiriaca. 

    Para saber más sobre el templo de Debod... qué mejor que visitarlo, disfrutando no sólo del aspecto arquitectónico y de los relieves, sino también de la explicación mediante las proyecciones audiovisuales, los paneles explicativos de los relieves de la capilla de Adijalamani, los ordenadores y las maquetas que nos acercan un poco más a la historia de este insólito templo egipcio que se halla en Madrid.

Vídeo: El templo de Debod desde 1972 con los madrileños:





   *Para l@s niñ@s:TEMPLO DE DEBOD 
    Este edificio es muy especial, porque es un templo egipcio muy antiguo; es de hace más de dos mil años… ¿Y cómo es que está aquí? En 1968, se iba a construir una presa al sur de Egipto para regular el curso del río Nilo, porque este río se desbordaba cada año por lo que las zonas cercanas al río eran fértiles para cultivarlas, pero la crecida anual del río también provocaba que se perdieran grandes cosechas y que hubiera hambrunas, porque era bastante impredecible a irregular. Así que se decidió construir una presa para que el nivel del agua fuera regular. Pero esto significaba, que muchos templos egipcios importantes que habían en aquella zona, se iban a quedar debajo del agua para siempre. La UNESCO pidió ayuda a todos los países para trasladar los templos y España también ayudó. El gobierno egipcio se puso tan contento de que se salvaran los templos, que decidió regalar cuatro, uno de ellos se regaló a España y es el que vemos aquí. 


     Lo mandó construir el rey Adijalamani y se lo dedicó al dios egipcio Amón, dios del Sol. Después, cuando se unió Egipto al Imperio Romano, lo continuaron los emperadores romanos, pero se quedó sin terminar. En el interior se pueden ver relieves en los que aparece el faraón haciendo ofrendas, y también el emperador romano Augusto. Después el templo quedó muchos siglos abandonado, hubo un terremoto, la gente robaba los sillares, que son las piedras con las que estaba construido, para hacerse casas… y al final estaba ya muy mal… Pero cuando se desmontó en Egipto, se llevó en barco al puerto de Valencia y desde allí se trasladó en cajas en muchos camiones que llegaron a Madrid, los arqueólogos y egiptólogos los reconstruyeron aquí como si fuera un puzzle y se restauró para que quedara como está ahora. ¿Veis que está rodeado de un estanque con agua? Representa el río Nilo, y si alguna vez estáis por aquí al atardecer, veréis las puestas de Sol más bonitas de Madrid. Si os acercáis al borde de la plaza, justo detrás del estanque que hay en la parte de atrás del templo… veréis a la izquierda el Palacio Real y la Catedral de la Almudena… y aquél bosque de árboles a lo lejos es el parque de la Casa de Campo, donde están el Parque de Atracciones y el Zoológico de Madrid. 


    Dentro os pueden explicar más sobre el templo, porque hay vídeos, ordenadores con información, paneles explicativos y también unas maquetas en las que se puede ver cómo era el templo y dónde estaba originariamente.

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